A veces padres que pasan horas con sus equipos electrónicos sin ocuparse de los hijos se quejan de que lo único que hacen es ver televisión o jugar video juegos sin notar que ese es el modelo que ellos imparten.
El miedo es una emoción poco agradable, normal y necesaria que “avisa” sobre una posible dificultad y que cuando se confronta nos permite “crecer” emocionalmente.
Los miedos son comunes en la infancia pues nos enfrentamos a situaciones nuevas que pueden ser desconocidas y percibidas como de peligro.
Afrontar los miedos permite al niño adquirir habilidades para cuidarse, empoderarse y en el futuro,con mayor seguridad, puede asumir riesgos acordes a su edad.
Cuando el niño crece los miedos se atenúan y la mayoría desaparece.
¿Cuáles son las causas del miedo?
La respuesta de miedo puede ser provocada por estímulos externos o internos tanto reales como imaginarios.
Dos ejemplos pueden aclarar la diferencia podemos sentir “miedo” si se nos acercan desconocidos a la ventana del automóvil que estamos manejando pues lo interpretamos, debido a la inseguridad actual, como posible evento delictivo contra nosotros.
No necesariamente ese estímulo –los dos extraños- es verdadero pues la mayoría de la personas son honestas.
Se trata de un estímulo externo pero se traduce en miedo debido a la interpretación de la realidad.
Ejemplos semejantes los podemos encontrar con estímulos que provienen de nuestro cuerpo.
Una modificación física (un síntoma cualquiera) puede ser interpretada como una dificultad mayor a lo real lo cual se traduce en miedo y pueden aparecer pensamientos reiterativos sobre las consecuencias de esa “dificultad”.
Estamos imaginando consecuencias sobre algo que no sabemos si es cierto o no pues el síntoma que generó esta respuesta puede ser normal o auto-regularse como la mayoría de los cambios en el organismo.
Cuando con distancia revisamos los miedos pasados o los que estamos confrontando podemos darnos cuenta que esa emoción es una forma de obligarnos a enfocar nuestra atención en un evento que pudiese ser peligroso o amenazante.
Es una emoción que nos alerta y podemos confrontar y resolver la situación. Evidentemente esta es una respuesta adaptativa sana.
En general podemos imaginar estas reacciones como un continuo que va desde la precaución donde evaluamos lógicamente la situación, pasando a la respuesta de ansiedad dónde hay una reacción un poco menos lógica que se acompaña de una emoción incómoda.
En esa misma escala aparecerá el miedo en sus diversas intensidades con multiplicidad de síntomas físicos que la persona no controla y que le producen desagrado.
Culminando en trastornos más severos como son el trastorno de pánico y la fobia.
La diferencia fundamental entre los primeros y los dos últimos es que el pánico y la fobia se perciben como respuestas que la persona no puede controlar.
Dra. Mercedes Schnell
Médico Psicoterapeuta,
Especialista en PNL e hipnosis.
Médico Psicoterapeuta,
Especialista en PNL e hipnosis.