Actualmente hay situaciones de pareja que son cada vez más frecuentes
y definen un nuevo tipo de familia, las familias ‘reconstituidas’, que tienen hijos de un solo miembro de la
pareja. Pueden incluso tener hijos de los dos pero son de relaciones
anteriores.
Durante el período en el cual no viven juntos las diferencias con los
hijos de su pareja pueden no presentarse, pero convivir puede generar
conflictos.
En esta
situación que es nueva nadie está cómodo
pero se puede resolver. Cuando
hay diferencias entre los hijos y la nueva pareja perder los estribos, levantar
la voz, gritar, ofender es irrespetarse. Comentar la situación desde la calma
dando el punto de vista adulto es lo adecuado siendo importante escucharse,
reconocer la intención del otro y negociar la resolución. La meta es llegar a ser una pareja feliz que dialoga, se comprende y apoya.
Es común que el hijo rechace a la nueva pareja sin conocerla. Los adultos
deben aceptar esta emoción y entender que es una situación nueva para el joven.
Es posible que sean celos por el amor del padre/madre o
que esta nueva pareja signifique para el hijo que no hay reconciliación
de sus padres biológicos y supone que va a
haber sustitución del padre ausente.
Aceptar que los hijos no conocen a la nueva pareja es importante.
La meta es llegar a ser una pareja feliz que dialoga, se comprende y apoya.
En oportunidades nos han llegado parejas que aseguran que habían conocido a los hijos de
su futura pareja durante la relación previa. Al precisar un poco encontramos
que son conocidos superficiales
y muchas veces el padre finge que encontrarse
es un azar.
Presentan a la pareja como
amigos y son los hijos los que a la
tercera o cuarta vez preguntan si es la novia/o, o qué relación tiene el
padre/madre con ese “amigo”. En realidad
no se conocen, suponer que se conocen es como decir que la persona que uno
ve habitualmente cuando hace las compras de víveres lo conoce. No, esa persona
te ha visto pero no sabe quién eres. Conocer es compartir quienes y como somos.
Cuando el
hijo de la pareja no te rechaza, pero no te acepta es necesario recordar que es
muy común y humano que ocurra esta situación. Es importante no darle importancia a los desplantes
que la mayoría de las veces son automáticos (inconscientes) y otras conscientes.
Estas conductas en general tienen como finalidad hacer saber a la nueva pareja
la posición de no aceptación de este extraño y puede fomentar dificultades en
la pareja. Incluso hemos tenido parejas que llegan a consulta dándose cuenta
que se quieren profundamente y que
solos les va muy bien pero que la presencia de los hijos provoca problemas de tal magnitud que
plantean la separación.
Se quieren profundamente y que solos les va muy bien pero que la presencia de los hijos provoca problemas
En estos casos no es complicado obtener cambios en la
dinámica familiar utilizando técnicas cognitivo conductuales y de programación
neurolingüística. Por otra parte es importante recordar que la convivencia bien
llevada mella todas estas asperezas y se constituye una nueva familia.
Comunicarse al principio no es sencillo, lo adecuado es que el adulto
mantenga distancia emocional para evitar caer en provocaciones, asegurar que no
se sustituye al padre biológico y con
el tiempo la comunicación fluye y ambos confían.
Lo ideal es que los hijos de la pareja hayan establecido
una relación con la nueva pareja antes de la convivencia, lo cual requiere tiempo para compartir con la pareja del padre antes del matrimonio y conocerse mutuamente.
Si previamente cuando
los padres aún están juntos, pero decididos a separarse, se les asesora en el
sentido que les hablen a los hijos de la posibilidad de tener dos casas una con
papá y otra con mamá. Así antes de la aparición de nuevas parejas se establece
que ambas casa son su hogar.
En
esta etapa se pueden establecer normas y límites
de respeto y educación consensuadas que se deben cumplir aunque sean nuevas en
la familia.
A veces hay dificultades familiares
debidas a las características personales
de los integrantes de la pareja. Por
ejemplo si uno de los padres tiene una baja
autoestima es frecuente que la
comunicación sea pobre. El dicho “Quien no se siente bien consigo mismo no
logra sentirse bien con los otros” es aplicable a estas situaciones.
Otro ejemplo es cuando los adultos
tienen una historia personal y/o
familiar de patrones de comunicación disfuncionales o violencia que repiten sin darse cuenta de los
efectos que produce en la dinámica familiar.
Ser parte de
un nuevo hogar es aceptar normas diferentes. Estas se deben definir y negociar previamente con lo cual se define la responsabilidad de cada miembro de la
nueva pareja y cómo manejar la relación
con los hijos del otro. Esto es de gran importancia cuando hay dificultades entre
hijos y padres.
Ser parte de un nuevo hogar es aceptar normas diferentes.
Como ejemplo el relato siguiente: El hijo era un niño de
12 años y vivía con su madre. El padre era el proveedor económico de la pareja
previa y cumplía sus visitas, aportes, asistía a las reuniones dónde lo
convocaban, etc. La nueva pareja –nombre ficticio María- mantenía estricta
vigilancia sobre la parte económica e intentaba que sus gastos fuesen similares
a los del otro hogar lo cual provocaba reclamos y desagrados en la pareja.
El punto de quiebre en la relación fue
cuando María le negó al hijo previo el derecho de usar, en su hogar (casa de su
madre), los video juegos que habían sido comprados durante el fin de semana que
pasaba con su padre. Evidentemente María estaba enfocada en el pasado de su
pareja e interfería en la relación con su hijo lo cual llegó a ser insoportable
y terminó en una separación.
Lo más curioso del caso es que María insistía sin
cesar que ella debía “proteger” a su pareja pues la ex lo manipulaba para
obtener bienes materiales. Se insistió en que esa visión de su pareja era
inadecuada y no correspondía con la realidad pues era una persona exitosa
profesional y económicamente. Se le demostró que no necesitaba de su protección
y que solamente tenía conflictos en el área familiar.
Todo esto se clarifica
cuando sabemos que María venía de una familia disfuncional dónde el padre
mantenía otras parejas además de su esposa lo cual mermaba el poder adquisitivo
de la casa de María.
Pareja es par, somos iguales implica respetar las diferencias y evitar controlar a la pareja.
La libertad es indispensable para tener calidad de vida y refleja el
amor y respeto por el otro. Lo opuesto es la pareja rígida que no acepta la forma de actuar y conducta del otro
e intenta corregirlo. Por eso cuando se produce una situación inadecuada entre
el padre biológico y el hijo cree que debe intervenir, esto no resuelve la
situación habitualmente la agrava pues la pareja se siente disminuida y el hijo
siente rabia porque piensa que es un extraño opinando.
Ejemplo. Hemos visto cómo una pareja termina
en una discusión porque por ejemplo el hijo adolescente llega más tarde de la
hora en la cual se comprometió a llegar. La madre comienza a solicitar
explicaciones y como adolescente el hijo responde de manera poco educada. La
madre lo reprende y el hijo responde en la misma tónica.
El esposo se molesta considerándolo una falta de respeto e interviene
lo cual molesta tanto a la madre como al hijo y se genera una discusión en la
pareja.
Cuando no se
han compartido las expectativas que se tienen
de la convivencia, de la pareja y de los
hijos de cada uno, especialmente de los que vivan con la pareja se producen
momentos desagradables que luego hay que solventar.
Otra sugerencia es que la pareja conozca los acuerdos con los padres biológicos para evitar malos entendidos.
Estas conversaciones pueden ser difíciles pero no hay
que olvidar que la transparencia y la
verdad es la mejor forma para convivir. Los padres
separados deben comunicarse para
establecer algunas normas que sean comunes de manera que los hijos las
cumplan en ambos hogares lo cual le da solidez a las creencias, valores y
principios del hijo y mejora las relaciones inter e intra familiares dándole
confianza al hijo.
Las faltas
de respeto no deben aceptarse ni de
los hijos ni de los adultos. Hay que aclarar los límites. Estando presentes todos los miembros de la familia el
progenitor lleva la voz cantante haciendo énfasis en que esta es UNA FAMILIA reconstituida
y es una segunda oportunidad para ser felices. Es común que luego se queden el
padre o madre hablando solos con el hijo.
La idea de tener dos buenos hogares con adultos que apoyen debe estar presente en la
conversación y puede ayudar a limar asperezas excepto cuando el otro padre tiene
una mala relación con la ex pareja. Esto último debe ser obviado ante el hijo.
Es nuestra opinión que no se debe disminuir la imagen de los padres por mal que
se comporten. En estos casos callar es
una virtud y no es tapar con excusas es CALLAR.
La asertividad y aplomo permite que al comienzo
se logre la paz y la sensación de
igualdad en cuanto a derechos y deberes cuando hay hijos de ambos miembros
de la pareja. A la larga, si los hijos de ambos miembros de la pareja no
sienten diferencias con los padres ni dificultades con las parejas de los
padres, las asperezas se liman pues se acepta la situación y se aprende a
convivir. Más tarde si la familia tiene una relación sana se comportan como
hermanos.
Con las ex parejas hay diferentes situaciones
que pueden ser conflictivas. Cuando la ex pareja mantiene una relación de dependencia económica, cuando quien tiene la guardia y custodia quiere controlar las actividades que hacen o
en los lugares donde van etc., sin tener motivos razonables. Si siente o piensa
que se le dificulta el contacto
frecuente con sus hijos.
Un problema
lamentable es cuando se le comenta a los hijos temas que disminuyen la imagen del otro padre. Esta situación no se debe
aceptar y aclararle a la ex que daña al hijo.
La asertividad y aplomo permite que al comienzo se logre la paz y la sensación de igualdad
A veces los cónyuges previos interfieren con la pareja. Hay ex
parejas que no resuelven las
pequeñas dificultades frecuentes en
el hogar y solicitan la ayuda de la
ex pareja frecuentemente, Por
ejemplo cambiar bombillos, reparar los artefactos eléctricos, los carros, etc.
o consultan continuamente situaciones irrelevantes de los hijos. Es así como solicitan
apoyo en situaciones personales o de la casa o apoyo económico que no les
corresponde, etc.
Como ejemplo tuvimos una pareja con poco tiempo juntos que tenían
problemas que estaban mellando la relación.
Los hijos eran adolescentes que se valían por sí mismos, la ex esposa
trabajaba y exigía la manutención total de su casa, de su madre (ex suegra) y
los hijos. Al comienzo del divorcio el ex esposo accedió a esas solicitudes y
hubo como un acostumbramiento a esta situación. Al tener nueva pareja comenzó a
negociar el aporte dentro de los límites de la separación cosa que no aceptó la
ex esposa.
Hubo problemas de pareja por
la tensión que se presentaba ahora entre tres personas adultas.
Posteriormente hubo amenazas de no permitir ver a los hijos, por lo cual hubo que acudir a instancias
legales.
No hay que olvidar a la familia
extendida. A veces un cónyuge mantiene una dependencia emocional con sus
padres y permite que interfieran en la vida familiar. Un ejemplo relativamente
común es cuando uno de los miembros de la pareja permanece más tiempo en la
casa de sus padres y descuida a sus hijos, al hijo de la pareja, a la pareja y al hogar. Así
mantiene las costumbres, dichos y patrones de conducta del hogar paterno.
Es
frecuente que se desee que la pareja y su hijo se comporte de acuerdo a esos patrones
lo cual trae dificultades que pueden llegar a ser importantes. Otras veces los
suegros emiten opiniones respecto al
nuevo hogar y los hijos de la pareja lo cual se interpreta como juicios de valor y provoca desagrado o
desencuentros.
La libertad bien entendida es indispensable para que florezca la alegría y el amor de pareja, hijos y padres.
Es frecuente que los padres y suegros no cumplan las normas de comportamiento de la familia nueva lo cual se traduce en una
conducta no aceptada en los hijos y nietos de la pareja previa.
Es necesario llenarse de paciencia y
tacto para enfrentar estas situaciones pero la historia de las parejas nos
dice que se puede llegar a reconstituir una familia de una manera que nos haga
feliz a todos.
Si revisamos,
lo indispensable para lograr una pareja reconstituida armónica es en
primer lugar el amor que se tengan
los que conviven en el hogar, en segundo lugar el diálogo es decir una buena, franca y asertiva comunicación
guardando el respeto sincero y saber negociar
manteniendo la distancia emocional necesaria.
La libertad bien entendida es
indispensable para que florezca la alegría y el amor de pareja, hijos y padres.
Podemos
tener familias reconstituidas con
relaciones amistosas con las parejas previas y por tanto los hijos tendrán una
hermosa familia extendida que
estimula el crecimiento de unos hijos sanos física y emocionalmente.
No confrontar
agresivamente es la clave
No discutir o
negociar en base a las personas
Hablar, discutir,
negociar sobre las situaciones.
Mercedes Schnell
Médico Psicoterapeuta.
Especialista en PNL e Hipnosis.