El diagnóstico de cáncer muchas veces le provoca miedo al paciente por el estigma de la enfermedad, por creer que va a tener dolor, por la experiencias familiares previas y sus consecuencias, etc. Es necesario ayudar clarificando a la persona la situación.
La sobre vida a un cáncer depende de factores no modificables como edad, genética, sexo, raza etc., factores modificables como la escogencia de diversos tipos de tratamiento y de factores circunstanciales personales: pareja, hijos, posición económica, social y políticas de salud del estado (medicamentos otorgados por alto costo) etc.
Hay una diferencia entre el cáncer que tiene posibilidad de sobre vida y el cáncer en etapa terminal. Cuando hay posibilidad de sobre vida se debe diferenciar entre sobre vida en cuanto a tiempo que se logra vivir y sobre vida funcional que implica tomar en cuenta la calidad de vida. Si el diagnóstico es cáncer en etapa terminal el acompañante y el cuidador estará más expuesto a gran estrés pues tendrá que usar cuidados mínimos o paliativos que dependerán del tratamiento médico, del tipo de cáncer y momento del diagnóstico y de las posibilidades económicas de la familia: tratamientos de bajo, mediano y alto costo.
Las personas con cáncer necesitan tener una idea clara y honesta sobre lo que es verdaderamente posible y por tanto el cuidador, el acompañante y familiar también deben ser instruidos al respecto para que no ofrezcan soluciones irreales.
Pacientes y familiares necesitan que se les dé esperanzas basadas en elementos realistas esto es difícil y requiere de mucha empatía, especialmente cuando las noticias no son muy buenas. El paciente es dueño de su vida y por tanto es quien escoge entre las opciones que el médico le ofrece, el acompañante apoyará la decisión del paciente.
Recomendaciones para Cuidar Pacientes con Cáncer
1. Buena comunicación, asertiva, con empatía y suavidad y desde la esperanza lo cual genera una excelente relación con los pacientes.2. Empatía. El cuidador y el médico deben resonar (acercarse – empatizar) y compartir las necesidades emocionales del paciente y su familia.
3. Información frecuente al paciente de su progreso semana a semana enfatizando la mejoría lograda realmente.
4. Apoyo al paciente y se hace necesario que el cuidador ofrezca un ambiente tranquilo aunque con energía hacia la curación pues el paciente está enfermo, confundido e indeciso, con mucha información que procesar lo cual sumado al diagnóstico le genera ansiedad.
5. Confianza suficiente para que el cuidador hable en forma balanceada de los beneficios y molestias de los tratamientos que está aplicando lo cual es importante para asegurar la cooperación del paciente. Por tanto la persona de apoyo debe conocer y entender todo lo relacionado con el tratamiento y sus efectos.
6. Preparación emocional del personal de apoyo para responder cuando el paciente hace preguntas sobre pronóstico o está desagradado o deprimido por la enfermedad. En estos casos un cierto grado de alejamiento emocional con el paciente es recomendado pues la persona puede sentirse emocionalmente golpeada. Otra opción para quien apoya es buscar apoyo psico-terapéutico para tolerar la situación.
7. Comunicación verbal dónde es indispensable un tono amable a velocidad semejante a la del paciente asegurándose que entiende y sigue la conversación. Hablar desde la verdad y la compasión.
8. Un paciente bien informado puede decidir sobre su tratamiento y su vida, lo cual es su derecho. Informar es indispensable y nunca imponer un criterio. Si es necesario hay que convencer desde la verdad, honestidad y el conocimiento.
9. Honestidad, decir la verdad permite que la persona enfoque su energía en logros que son posibles aunque no se hable de curación.
10. Sinceridad, hablar sobre una esperanza que no se basa en la realidad alcanzable es lo peor pues es mantener una meta que no se va a lograr y el paciente posiblemente pierda la fuerza y convencimiento de poder obtener una mejoría parcial y mejor calidad de vida.
11. Conocimiento. Es importante que el cuidador y el familiar sean instruidos en que aún en una enfermedad terminal se puede lograr vivir bien es decir con buena calidad de vida.
El paciente se merece una comunicación clara, honesta y empática que le permita mantener la esperanza basada en la realidad alcanzable.