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Convivir en Cuarentena




¿Qué es eso? Vivir con… Puede ser vivir con la pareja, con los hijos, con los padres o con todos.

Significa compartir en un mismo espacio las 24 horas del día todos los días.

Cuando comenzó la cuarentena podíamos sentir que era como una pequeña vacación, un tiempo para resolver cosas que hemos dejado pendientes por falta de tiempo durante nuestra vida diaria, estábamos contentos porque teníamos tiempo para nosotros.

Pero… al cabo de unos días ya no es tan divertido ni llevadero. Si además estás acompañado por tu pareja, familia o incluso con tus padres, comienzan a molestarte esas pequeñas cosas que habitualmente te molestaban por poco rato y podías tolerarlas.

Ahora esa pequeña molestia está presente todo el día y puede causarte malestar e irritarte. En oportunidades señalas lo que te molesta, lo cual no es agradable para la otra persona. Es frecuente que al otro lo conviertas en el foco de tu atención, lo que te lleva a detallar su conducta, conversación y casi que hasta su pensamiento. Cada vez te molestas más por eso, a medida que pasan los días toleras menos, ya no estás irritable, ahora sientes rabia. Si antes habías podido contener el reclamo ahora simplemente lo señalas o reclamas en un tono menos amable. Esta situación se amplifica y los involucrados le dan más peso a los gestos, palabras o conductas del otro que no les agradan. Esta ruta nos lleva a la discordia, al conflicto que se expande y puede incluir a otros miembros de la familia. La convivencia llega a sentirse muy desagradable lo cual al escalar aún más nos convence de que es imposible. Pero estamos obligados a convivir y, si no le pones coto a esta situación, puedes llegar a conclusiones inadecuadas que nunca hubieran aparecido si no hubiera existido la cuarentena.

El hecho de no poder salir a voluntad es otro elemento que a la larga empeora la ira y frustración, no podemos hacer lo que deseamos hacer, no podemos predecir. Sentimos que la situación se hace más difícil y aparecen síntomas físicos que revelan que la persona está sometida a estrés. Al mantenerse en el tiempo la situación nos sentimos inseguros, se va agotando nuestra resistencia, la esperanza se pone en tela de juicio y puede presentarse la depresión.


¿Qué Podemos Hacer Para Evitar Estos Episodios?

1. Informarnos, usando fuentes oficiales o comunicados de expertos, de la causa y gravedad de la situación.

2. Reunir a toda la familia y explicar claramente y con sencillez que está pasando, porque se obliga a la familia a no salir y la importancia de cumplir las normas. Escuchar los comentarios y preguntas que se susciten y contestar con honestidad y claridad. No mentir es muy importante.

3. Revisar si nos estamos enfocando en los otros sin poner atención en lo que hacemos y sentimos nosotros. De esta manera podemos sentarnos como adultos competentes, darnos cuenta de nuestra parte de responsabilidad y luego negociar nuestras diferencias. Específicamente debemos lograr acuerdos en cuanto a nuestra relación como pareja y qué hacer con y para los hijos o padres de la pareja.

4. Al comunicarnos con la pareja podemos aclarar qué deseamos de los niños y cómo lograremos involucrarlos en las tareas del hogar haciéndolos sentirse necesarios y competentes.

5. Acordar que no debemos intervenir cuando uno de los padres interactúa con su hijo pues es su relación a su manera y no debe ser interferida excepto cuando haya violencia inaceptable. Luego en la intimidad se podrán intercambiar opiniones.

6. La pareja debe decidir cuáles tareas del hogar deben llevarse a cabo. A veces es útil que los padres intercambien ideas sobre cuáles son las tareas y quién las debe ejecutar.

7. Reunir a la familia para distribuir las tareas del hogar. Debe llevarse a cabo en conjunto y especificando que se puede negociar pero que todos van a intervenir. Luego de distribuidas se debe aclarar que cada uno puede hacer la que le corresponde a su tiempo pero que habrá una rutina por cumplir para cada uno. La idea es que se genere algo equivalente a un horario lo cual asegura que cada quien se responsabiliza por cumplir sus tareas y además le da al joven un marco de seguridad que le permite auto evaluarse.

8. Jugar a prohibido pelear. Establecer normas para este juego de forma tal que quien comience una discusión poco apropiada debe “perder” por ejemplo el postre o debe hacer “una actividad de intercambio” pero también el que siga la discusión perderá. Establecer premios cada cierto número de días. Algo semejante a esto pueden como familia elaborarlo y disfrutarlo.

9. Es un momento perfecto para reconstruir o establecer “rituales familiares” por ejemplo compartir las horas de comidas con la condición de poder disentir pero no llegar a discusiones desagradables. Compartir películas los fines de semana, etc.

10. Compartir tiempo de calidad con los hijos es muy importante. Pedirles que nos hablen de sus expectativas, sus planes, sus ideas sobre la familia. Que podemos mejorar, que nos ayuden con ideas.

Es muy importante asegurarnos que la familia sabe que no se debe juzgar lo que digan los otros integrantes del grupo familiar. Se trata de aceptar la forma de cada uno al ver el mundo. Si lo creemos necesario nos podemos proponer estimular conversaciones sobre lo que no estamos de acuerdo.

La mejor comunicación es la que acepta al otro tal y como es.

11. Disponer de tiempo para actividades divertidas tanto la pareja como los hijos entre si, uno de los padres con los niños. Es decir jugar entre los miembros de la familia dependiendo de las diferencias de edades y los intereses.

12. Hacer tiempo para actividades grupales. “Cine en casa” si es adecuado. Juegos de mesa a lo mejor no conocidos por los hijos. Siempre como diversión y ayudarlos-. Los hijos mayores –adolescentes-  aprenden a tenerle paciencia a los pequeños

13. Tiempo en soledad. Los adultos deben negociar para estar solos en algún momento del día. Es decir para que cada uno tenga momentos libres y para que puedan enfocarse en sí mismo. La cuarentena sin planificación y sin espacio y tiempo para cada uno puede por una parte agotar a l persona y por otra hacer que al final del período se sienta como si “perdiste el tiempo”. Simplemente me dedique a los otros y puse mi vida en pausa.

14. Podemos contactar a la familia extendida. Reconectarnos con esa familia que emigro o que se fue hace mucho y no conocemos o nuestros hijos no la conocen y tiene tíos y primos por conocer. Simplemente mantener la familia es una importante tarea.

15. Reconocer nuestras emociones. Aprender a estar a gusto a solas durante el día, y procesar nuestras emociones sin juzgarlas puede ayudarnos a estar más equilibrados.

Dra. Mercedes Schnell

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Para citas:

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