En estos momentos muchas personas se sienten apáticas, no le ven sentido a seguir luchando por la salud. Estas condiciones de aislamiento las hacen sentirse agobiadas, indican que piensan que seguir viviendo así no tiene sentido.
Las redes sociales las llenan de noticias a veces no confirmadas que generan miedo y confusión. Además se acercan y simpatizan con los rumores, de cualquier naturaleza. Por ejemplo se propone que todo es una confabulación para obtener el poder y manejar la economía mundial. Este tipo de razonamiento las convence de su incapacidad para evitar ese futuro tan desolador.
Se escuchan frases como “Tanto trabajar y restringirnos para terminar así; hice mucho cuando joven para poder llevar una vejez tranquila”.
Se escuchan frases como “Tanto trabajar y restringirnos para terminar así; hice mucho cuando joven para poder llevar una vejez tranquila”.
La impresión que nos da es que se están imaginando en un mundo muy poco agradable. Un mundo como el de las películas dónde simplemente no ocurre nada, hacemos lo que disponen que hagamos y los días son muy parecidos unos a otros. Todos somos sumisos a un poder central y más o menos con el mismo poder económico y social, etc. Léase …Orwell
¿Cómo llegamos allí?
Venimos de una forma de vida tal que nos sentíamos libres, vivíamos en un país rico tanto en reservas naturales como en ingreso proveniente del petróleo. Pasábamos los días tomando decisiones desde triviales como qué hago primero me baño o me tomo el café, hasta las de trabajo que son más complejas y requieren compromiso. En esa tónica salíamos, compartíamos con las personas que trabajaban en nuestro mismo ambiente, decidíamos si cumplíamos los compromisos sociales, fines de semana a nuestro placer, etc…Escogíamos cómo disponer de nuestro tiempo libremente. Muchos teníamos nuestros pies en el momento que vivíamos pero consultábamos el pasado y nos fabricábamos planes de un futuro a nuestra medida y gusto o placer.
Dicho futuro nos presentaba un conjunto de actividades y eventos por vivir. Este mecanismo nos llevaba a sentir deseos de cumplir tareas es decir nos motivábamos y orientábamos hacia el futuro. Evidentemente nos AUTOCOMPROMETÍAMOS con un plan de acción personal que implicaba una serie de trabajos físicos e intelectuales que se transformaban en acciones que constituían nuestro día a día.
Es de hacer notar que como se trataba de nuestro proyecto cada día era diferente presentaba dificultades que tomamos como retos o alegrías por pequeños logro consecutivos que nos estimulan a seguir ese camino.
¿Qué Nos Pasó?
Hubo un problema en un país poco conocido llamado China en la ciudad de Wuhan. Se desencadenó una epidemia. Al comienzo todo era lejano en países remotos, no parecía que nos iba a llegar, pero poco a poco la situación se hizo mucho más general y ya eran países de Europa dónde han emigrado familiares consanguíneos o cercanos, la epidemia se transformó en pandemia. Es una pandemia nueva, cuyo agente no era conocido y que contamina a cierta velocidad.
Las medidas sanitarias son difíciles de implementar en nuestros países pero se logra: usamos protección para no contaminarnos o contaminar a otros y poco a poco llegamos al momento actual dónde se implementa el aislamiento y la distancia social.
Las noticias y rumores se convierten en una fuente de ansiedad y estrés pues el otro es peligroso puede ser nuestro enemigo y hay miedo a la enfermedad. La muerte para las personas mayores y personal de salud está rondando.
No hay información clara que permita proponer un posible cese de la enfermedad por lo cual la sensación es que esta pesadilla es infinita. La experiencia de otros países ha permitido conocer la evolución de la pandemia pero nosotros no tenemos manera de calcular cuándo va a comenzar a disminuir la virulencia y transmisibilidad de la enfermedad en nuestro país.
Aparece la incertidumbre: ¿Será que vamos a salir de esto pronto y volvemos a nuestra rutina? ¿Estaré económicamente solvente a pesar de no poder producir?
Las medidas de las autoridades son confusas y a veces contradictorias lo cual, sumado a ciertas conductas poblacionales como las fiestas tradicionales o familiares, no ayudan a controlar la enfermedad, por el contrario aumentan la intensidad de la incertidumbre. Dadas las condiciones del país hay falta de equipos de protección, medicamentos, hospitales y otros servicios importantes pero este tema no es parte de esta conversación.
El distanciamiento social y el aislamiento se implementan con restricciones crecientes que a veces se perciben como violentas: personal del ejército en la calle colocando barreras que se aceptan como parte del plan de salud pero que se hacen inútiles por lamanera de implementarlas. No entendemos…
¿Cambiamos?
Esta situación de aislamiento continuado y sin perspectiva de final ha logrado generar, después de la frustración una serie de cambios emocionales y conductuales que podemos pensar como tres fases:
1ª Fase de Asombro
Al comenzar no se sabe cómo debemos comportarnos o que hacer. Primero es como una vacación. Luego es más difícil y nos damos cuenta que hay que hacer rutinas. Acostumbrarse en el sentido de dividir el día: hacer horarios, tareas, reuniones. Comienzan las dificultades de convivencia que se han mencionado en otros artículos.
Luego el exceso de información hace su trabajo y aparece el miedo a la enfermedad… Miedo a la muerte... La ilusión de terminar pronto esta situación se va perdiendo… El tener que hacer diariamente tareas semejantes, la falta de cambios o de sorpresas se traduce en aburrimiento que es el comienzo de la siguiente fase.
2ª Fase de Apatía
En esta fase se llega a sentir: No puedo hacer nada, solamente sobrevivir. Es como una claudicación emocional (muerte emocional). Nada importa, nada interesa, no hago nada. Hay desesperanza. “En venezolano: Como vaya viniendo vamos yendo” Otros asumen el control de nuestras vidas, somos un todo mezclado, un solo grupo, no nos sentimos importantes para nada ni para nadie. Somos parte de una masa, es un estado emocional muy desagradable.
NO SABER CUANDO TERMINA LA SITUACIÓN NEGATIVA ES LO QUE PROVOCA MÁS DEPRESIÓN
Es frecuente el sentir que es inútil vivir, nos sentimos vacíos, lo que hacemos no vale la pena pues no tiene sentido, lo que hagamos no va a cambiar nada. Nuestra vida no tiene significado. Es indispensable encontrar el sentido de nuestra vida pues lo que teníamos planeado antes de la pandemia ya no es válido.
Cuando nos sentimos así tenemos un problema existencial. No tengo un para que vivir (remar)
Se ha descrito en las personas secuestradas por largo tiempo o recluidas en campos de concentración (Gulag) y de exterminio dos poblaciones diferentes. Unos que seguían en la apatía y desesperanza y otros que cultivaban la creencia que debían sobrevivir porque tenían que cumplir una tarea personal importante para ellos. Este segundo grupo se mantenía en mejores condiciones físicas, emocionales y mentales y además persistía en la búsqueda de la libertad.
¿Qué hacer en esta fase?
Lo primero es reflexionar y aceptar lo que nos está pasando. Traspolando esas situaciones al momento actual debemos preguntarnos:
- ¿Para qué soy la persona que soy hoy?
- ¿Qué es lo que tengo que hacer? – ¿Cuál es mi compromiso con la vida?
- ¿Cuál es nuestra misión de vida?
- ¿Qué quiero yo internamente dejar acá?
- ¿Cómo hacerlo?
Muchas veces no podemos respondernos eso. No hay respuesta fácil, lo que hay es un camino personal el cómo lo hago nos asusta y a veces nos paraliza. Sin embargo si podemos hacerlo tenemos las Herramientas o Recursos con los que contamos en este aislamiento: nosotros mismos.
Revisar el Pasado
1. Reconstruir QUIEN SOY. Reflexionar sobre la familia, nuestra salud, las alegrías, los pesares, la posición social alcanzada. Esos logros del pasado nos dan fuerza dónde apoyarnos para recuperar la esperanza.
2. Una segunda oportunidad. Date permiso para imaginarte que estás viviendo el aislamiento por segunda vez. Tienes una segunda oportunidad para vivir porque lo que hiciste no estuvo bien, no te gustó. ¿Qué harías esta segunda vez? ¿Qué puedes cambiar, hacerlo diferente?
3. Cuando la situación no se puede cambiar - Nosotros si podemos cambiar. Qué puedes hacer que le dé sentido a esto que obligatoriamente tenemos que hacer.
4. Confrontar desde el poder. Si pude antes hacer todo lo que hice ahora puedo más, tengo una difícil experiencia y aquí estoy. Se abre todo un camino y podemos intensificar nuestra VIDA ESPIRITUAL: Conversar mentalmente intensifica la vida interior y ayuda a salir de la sensación de desolación y pobreza de la existencia pues lleva a la persona a buscar en el pasado. Se habla mentalmente con amigos, hijos, familia, conocidos y reconstruimos quién soy y quien deseo ser después de la pandemia. Nos reorientamos a nuestra vocación o misión de vida.
Vemos lo que nos apasiona, nos atrapa y deseamos profundamente hacer y ser. Le damos sentido a nuestra vida.
¿Cómo Le Damos Sentido a la Vida?
1. Hay quien le da sentido a su vida a través de su trabajo
2. Las experiencias vividas nos dan sentido por ejemplo: conocer a una persona que nos mueva a un cambio de profesión, de religión, una enfermedad, accidente. También el contacto con el ambiente, el arte, la belleza abren caminos de cambio. En este contexto que estamos viviendo: ¿Cómo te ha ido con tu familia? ¿Cambiaron lasc relaciones intra familiares gracias al aislamiento? ¿Qué aprendiste?
¿Qué significa para ti como persona que estés cumpliendo el aislamiento y las normas impuestas? Como te defines ahora: ¿cuidas a los otros? ¿Respetas la ley?
3. El dolor puede ayudar a darle sentido a la vida. La muerte de un ser querido puede ser la base para evaluarnos y considerar que es necesario comprometernos con otra forma de vida. Por ejemplo la responsabilidad de la crianza de los hijos se hace más importante, la economía familiar está frágil, ahora depende del sobreviviente. La educación y normas… etc. Lo mismo ocurre en el aislamiento somos padres 24 horas, tenemos que educar pues el colegio es a distancia, limar asperezas, etc.
La clave no es existir, la clave es decidir cómo vamos a vivir
No podemos permitirnos perder la idea de que sí va a haber un futuro mejor.
QUIEN TIENE UN PORQUÉ VIVIR PUEDE TOLERAR CUALQUIER COMO (Nietzsche)
3ª. Fase. Fin del aislamiento: ¿Vida NORMAL?
- De entrada es como relajarnos y tal vez alegría pero no tanto como creemos ahora que va a ser.
- Puede haber aún miedo al contagio y al otro. “sindrome de la cabaña” que puede expresarse con ansiedad e incluso pánico.
- La sensación de que es irreal esta vuelta a la normalidad
- Nosotros no somos los mismos esta experiencia debe haber cambiado nuestras creencias y por tanto hay un cambio relacional importante que dependerá de la interpretación que le demos a este evento como un todo.
- El hecho de salir con bien ya es un cambio
- Es posible un abrir espiritual un “insight” y un profundo cambio
- Físicamente puede haber cambios en el apetito, necesidad de hablar, necesidad de compañía. No necesariamente necesidad de salir. La adaptación a este nuevo mundo es muy variable.ç
NO SABER CUANDO TERMINA LA SITUACIÓN NEGATIVA ES LO QUE PROVOCA MÁS DEPRESIÓN
Una historia de un campo de concentración:
Un prisionero días después de salir del campo de concentración iba caminando y de pronto cayó de rodillas. Su único pensamiento se repetía y lo calmaba pues pensaba que a lo mejor eso que estaba viviendo no era real. Se decía: “Llame al Señor desde mi estrecha prisión y el me respondió en la libertad del espacio.” Su vida re comenzó. (Basado en “Man´s search for meaning” de Viktor Frankl).